Retazos de lectura
¡Ah, pero aquello sí que merecía atención desde un punto de vista obstétrico! Ya que aquella vaca no veía la luz ppor el coño de la gorda, sino por su occipucio, a modo de espuma hinchable de plástico, que se convertía en una vaca viviente durante el propio acto. La masa temblorosa formada por la mujer y la vaca estaba unida por las cabezas como una pareja de siamesas.
¡Ajá! Ahora veía el problema. ¿Acaso no estaban unidas sin poder separarse? Por eso las dos yacían tumbadas en la zanja entre lamentos y gemidos.
Muthoni bajó la cuesta con rapidez, y apuntando con sus escalpelos a la parte posterior del cráneo de la mujer, se puso a cortar y rebanar la masa mantecosa.
- ¡No me robes mis sueños!- chilló la gorda.
Sin embargo, ya era demasiado tarde. La gran masa de la vaca estaba ya libre; el animal se puso en pie y empezó a trepar ladera arriba, hasta desaparecer al otro lado, entre mugidos que partían el corazón.
La gorda se sentó en el suelo, con los ojos congestionados de lágrimas, y se frotó la cabeza.
Dicho lo cual se tumbó en el suelo sobre los neumáticos de grasa. Muthoni le dio un puntapié que hizo retemblar aquellas mantecas.
-¿Qué haces ahí, gordinflona?
La mujer la miró con cierta timidez que casi podía ser coquetería.
-¡No creas ni por un instante que estás viendo la realidad de mi persona! permíteme que te diga que soy muy hermosa. ¡Eso lo recuerdo perfectamente! No será fácil que se me olvide jamás.
- ¿Así que ese es tu sueño, eh? ¿La belleza? -se burló Muthoni-. ¡Pues estabas soñando una vaca, un condenado y horrible montón de carne de vaca!
-¿Y cómo puedo yo ver lo que estaba soñando? -sollozó la mujer-. ¡Puesto que me brota por detrás! ¿Una vaca, dices? ¡Mientes, maldita embustera! Sé que era algo hermoso..., porque yo soy lo que soy. ¡Por eso me lo has quitado! Ya lo había conseguido. Casi lo había conseguido. Estaba segura de que era una hermosura."
Ian Watson, El jardín de las delicias